6 mayo 2020

LA FIESTA DEL OSO

JORDI SOLER

Parecería que la historia es una historia real, ambientada en plena guerra civil.

Parecería que nuestro autor es un personaje actual que, a raíz de un árbol genealógico fracturado, decide investigar sobre las andaduras que realizó el hermano de su abuelo, desaparecido en plena refugiada republicana. Parecería que todo ha sucedido, que el lector no le queda otra cosa que creer lo que está leyendo y no tomarse la trama como un thriller. Parecería que es verosímil, que tenemos pruebas a lo largo del libro que lo confirman y que, además, el personaje-investigador-de-nuestra-generación nos reafirma que estamos ante un suceso verídico. Lo parecería. Pero es que no. O sí. O a medias. Es una historia que te obliga a detener la lectura y preguntarte si lo que estás leyendo es real o no. Es una ilusión. Están jugando contigo. Y lo peor es que te da igual. La trama está tan bien narrada y las ubicaciones son tan parecidas a las que rodean al autor, que tu cabeza se ve inmersa en un bucle maravilloso por el que te dejas arrastrar. Al final asumes que Jordi Soler ha conseguido lo que quería y que este subgénero histórico-ficticio es embriagador, a la vez que perturbador.

“La fiesta del oso” te lleva a la guerra, a los Pirineos, a la devastación; a la búsqueda de los años rotos, perdidos por la guerra.

Jordi Soler tiene una manera de escribir muy personal. Apenas añade puntos ortográficos a su narración. A mi parecer, se trata de que vivas la historia de la misma manera que la vive su protagonista: a toda velocidad, sin apenas respirar, condicionado por el tiempo, por el deseo familiar, por la presión personal y por esos acontecimientos que va descubriendo. ¿Ficticios o reales? Aún no lo sé. Pero creo que, al fin y al cabo, no importa.