12 noviembre 2020

DÍAS DE INVIERNO

MOTOJIRO KAJII

No me acerco a la literatura japonesa porque no le tengo el gusto y no me llama la atención. Sí es cierto que con Yukiko Motoya hice una excepción y que actualmente tengo pendiente leer “Destellos de ámbar” de Yoko Ogawa y no me faltan ganas.

Será que tengo un mal prejuicio, pero he terminado “Días de invierno” y siento a mi subconsciente que susurra: “Te lo dije, te lo dije… no es para ti”.

Pues no. No ha sido para mí. No sé si porque ya estoy acostumbrada a la pluma femenina o porque la prosa poética tiene que ser muy buena para que me llegue, pero Kajii Motojiro no lo ha conseguido. De hecho, me ha aburrido un poco. Y eso hacía mucho que no me pasaba con un libro (esa sensación derrotista de saber que no va a mejorar o que tú no vas a saber apreciarlo por mucho que sigas leyendo).

El libro está cargado de sutilezas, de detalles paisajísticos que te nublan, del panorama hecho finura. Predomina la descripción del cuadro, del ambiente, de la enfermedad y de la emoción. Predomina todo aquello que se ve y que no se ve. Y es un poema hecho narrativa. Y como todo poema, o lo entiendes o no lo entiendes.

Y será que yo no lo he entendido.

(Para los que me conocéis y sabéis que siempre intento sacar algo positivo de cada lectura que hago: el relato de “El limón” tiene un trasfondo brutal. De todos, seguramente es el único que recordaré).